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A Quinta da Auga

UNA BODA EN EL CORAZÓN DE GALICIA, A QUINTA DA AUGA

Ellos lo sabían, mejor dicho, lo sentían. Lo sentían cada día que pasaban en tierras gallegas Su Boda sería un intercambio de promesas entre brumas con olor a tierra y sabias piedras, bosques antiguos y fragas con secretos. Su Boda sería en Galicia, y Galicia es A Quinta da Auga, porque todo lo que posee esta tierra del norte lo tiene este espacio privilegiado.

Santiago de Compostela, este nombre ya cuenta mucho y es la casa de A Quinta da Auga. Cuenta muchos pasos, muchos deseos susurrados a oídos de estatuas que parecen entender. Como sucedió en la Iglesia de San Francisco, dónde se ofició la preciosa Ceremonia religiosa de esta pareja de novios, amantes del norte más rural, sin olvidar nunca su Madrid. Quizá A Quinta da Auga tiene ese poder, el poder de trasladar de lugar y de tiempo a quién cruza sus puertas. 

Y ellos las cruzaron para amarse. La razón era poderosa, por ello hasta el último rincón se hizo cómplice silencioso de sus sueños recién estrenados. Y sin salirnos del cuento, sin abandonar esa vigilia a medio camino entre el sueño y la vida buena, entre copas y viandas de la tierra los Novios y su gente comenzaba los primeros brindis, acompañados por verdes teñidos de armonía y belleza, en el Bosque de Bambú, uno de los lugares con más encanto de A Quinta da Auga. La brisa del río cercano acunaba las conversaciones cada vez más animadas e invitaba al deleite.

Mientras su familia y amigos disfrutaban de la magia del Bosque de Bambú de A Quinta da Auga. Los novios tomaban otro camino, unos momentos, para otro tipo de delicia, la de dejarse acompañar por el Río Sar, que sabedor de su papel en la historia mostraba su cara más romántica, porque había llegado el momento de crear imagenes de los fotógrafos de boda de la pareja, un momento íntimo en un entorno de belleza única.

El día continuaba, esta preciosa Boda en Galicia seguía su curso natural, imitando los ríos que la rodeaban. La hora de deleitar el paladar, sentados a la mesa, invitaba a todos a continuar celebrando. El Salón da Fonte de A Quinta da Auga, espléndidamente decorado, sirvió de escenario para un banquete sencillamente perfecto. Un banquete nupcial en el que el buen producto, la buena cocina y el buen servicio se aliaban una vez más para disfrute de todos. Mientras el día se retiraba pausadamente, el ambiente se animaba entre alegrías y besos. El escenario era perfecto, porque A Quinta da Auga siempre lo es, es el escenario perfecto de una Boda perfecta.

Una de esas Bodas que no quieren ver el final, porque reúnen todos los ingredientes que una pareja de novios quiere para su gran día. A Quinta da Auga posee vida propia, es lo que le sucede a lugares forjados con cariño y detalle, y con la naturaleza de aliada, que terminan atrapando al viajero. En este caso los viajeros comienzan la más bella de las andaduras, una vida juntos, que, sin lugar a dudas, será una vida repleta de felicidad.

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